La comunidad de Río Cobre, del distrito de La Mesa de Veraguas, estuvo sumida en la tristeza y el dolor, pues dieron el último adiós a Magdalena Boniche González y a sus hijos Erick y Anthony, quienes murieron este lunes aplastados por una mula en la vía Interamericana.
Esta vez, el poblado campesino que se ha caracterizado por sus luchas sociales en contra de las hidroeléctricas se unió para despedir a tres de sus hijos, quienes fallecieron cuando caminaban por la orilla de la vía con rumbo a la escuela primaria del sector, como suelen hacerlo todos los días niños y padres de familia.
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Aunque el ambiente era de total tristeza, en el fondo tanto familiares y vecinos de los tres fallecidos no pudieron ocultar la indignación por el manejo que le ha dado la justicia panameña a esta tragedia en donde ya el conductor del articulado, Roger Rujano, se encuentra en libertad tras lograr una medida cautelar.
Indignación y dolor es la palabra con la que podemos describir lo que sentimos en este momento, expresó Manuel Rodríguez, esposo de Magdalena.
Para Rodríguez no hay explicación legal que justifique que el chofer de la mula que provocó la desgracia en su familia ya esté en su casa aún cuando ni siquiera se le había dado cristiana sepultura a sus familiares.
La fuente cuestionó el hecho de que a la familia de las víctimas no se le notificó que se realizaría una audiencia y menos se dio el margen a exigir justicia ante el juzgado de garantías.
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La familia necesita apoyo con abogados que le orienten en cómo pedir que se haga justicia y nos vamos a unir para hacerlo, adelantó Larissa Duarte, presidenta del movimiento campesino del Río Cobre (Mocamderco).
Según Duarte, en este caso hay muchas cosas que se tienen que investigar y ojalá se haga hasta las últimas consecuencias porque el movimiento campesino no descansará hasta que esto se logre.